Maestro Mario Mendoza, qué significa para vos
venir a Cali?
Una ciudad que he tenido olvidada durante un buen
tiempo. Una ciudad con la que no creé lazos estrechos ni cordones umbilicales
potentes durante los últimos años. Tengo lazos evidentemente con Bogotá que es
el lugar en el que escribo, donde estoy y donde vivo, y creé lazos también con
Medellín, que es una ciudad que ha tenido unos alcaldes muy pendientes y muy
atentos de lo que significa Lectura y Escritura como bases fundamentales de una
democracia participativa. Pero con Cali no. Con Cali no he creado esa red, ni
he creado esos contactos, entonces creo que este viaje significa de alguna
manera para mí unirme entrañablemente a una ciudad con la que tengo una enorme
gratitud y muchos afectos puestos aquí de mi juventud, pero de la cual me
desprendí, me alejé. Entonces me alegra muchísimo saber que ya tengo amigos y
que vamos creando una familia. Ya en mi mapa de referencias afectivas, está
Cali y eso lo tenía completamente perdido.
En un panorama nacional, cómo se ve
Cali literariamente?
Muy mal, muy mal, muy mal. Tiene una tasa de
lectura muy bajita. Tanto a las editoriales como a los autores es una ciudad
que cada vez les interesa menos y no tiene el prestigio, ni la envergadura, ni
la fuerza, ni la respetabilidad de una ciudad como Medellín que ha tenido unas
políticas públicas tan fuertes en el caso de lectura y escritura. Hoy en día
con Fajardo en la Gobernación de Antioquía, creo que ellos están alrededor del
45% del presupuesto de la inversión, en Educación. 45% es demasiado, es
increíble, de ahí el lema que tienen ellos de Antioquía la más Educada. Yo creo
que eso lo preparó Fajardo desde la Alcaldía, lo reforzó Alonso Salazar, que es
un escritor, y ahora con un gobernador, evidentemente el salto en educación va
a ser muy fuerte. Uno de los países que ha hecho énfasis en esa década que nos
han dado para salir del subdesarrollo, es Ecuador. Ecuador está haciendo unas
universidades impresionantes y hay un programa decenal de educación para el próximo
decenio, en donde las políticas sobre todo de Lectura y Escritura son, no me
sorprendería si pueden ser a la vuelta de muy poco tiempo las más altas del
continente.
Cali no aparece por ninguna parte como referente.
Cali no aparece como una sociedad preocupada a fondo realmente por lo que se
llama Patrimonio Inmaterial. Y para mí las jornadas de reflexión como el
Conversatorio: Los retos de formar lectores y escritores en una ciudad violenta
como Cali, significan una enorme sorpresa. Ver a la gente, a los maestros del
Distrito, a los profesores de los estudiantes realmente preocupados y con
deseos de empezar a tejer un cambio.
Cuál o cuáles fueron los motivos
para escribir una novela como Buda Blues?
La desesperación. La angustia. La fatiga. El estar
contra las cuerdas. El ver que “algo va a pasar” de manera muy macabra. Ver que
hay un ataque frontal contra la población civil a nivel mundial y que nadie
decía nada, nadie anunciaba nada, nadie preparaba a la gente para lo que se
estaba cocinando en la sombra, y me pareció que había, tarde o temprano, que
hacer algo al respecto. Y empecé a escribir. Yo ya tenía a los
anarcoprimitivistas entre ojos. Yo ya sabía que en algún momento me iba a meter
con ellos en nivel literario. Y bueno, llegó el momento y me di cuenta que eso
coincidió con el ataque que hizo Wall Street y que creó el cambio de
coordenadas. Chomsky habla de un Capitalismo Salvaje a un Capitalismo
Depredador. Y había que ponerle la cara al asunto. Solo en América Latina creó
40 millones de indigentes. 40 Millones es un país entero. En Europa y en
Estados Unidos esa cifra está por establecerse. Pero la gran mayoría de la
clase media se vino a pique, se arruinó. Los bancos empezaron a extorsionar. Y
hay algo que podríamos llamar o que podríamos denominar Terrorismo de Estado.
Terrorismo de Estado significa que somos atacados por el propio
establecimiento, por las propias autoridades y por la propia Ley. Y eso tarde o
temprano había que decirlo y está en Buda Blues. Es el anuncio de una hecatombe
que llegó justo cuando yo puse el punto final de la novela. En ese momento
estaba sucediendo lo que yo ya venía narrando hace un año. Es una Novela de
anticipación.
Guglielmo Ferrero dice que los Libros
y la Lectura deben ayudar a un país a luchar con las palabras antes que con las
armas. Porqué los escritores, maestros y pensadores no son los hombres de poder
de nuestro país?
Es una excelente pregunta. Yo creo que primero
hemos subido al poder a Analfabetas Funcionales y es una componenda mafiosa,
ellos están ligados a las estructuras criminales, muchos de ellos. Y muchos de
ellos han hecho pactos en la sombra y han negociado de mala manera el país. Y
por el otro lado creo que hay una clase ilustrada que viene del romanticismo.
La imagen del romanticismo que hemos heredado es la imagen de un artista o de
un intelectual que piensa cosas muy profundas y entonces está lejos de los demás,
se aísla, está en una torre de marfil. Y ese sujeto lo admiramos mucho porque
está, casi que, bordeando la genialidad en una interdimensión a la que los demás
seres humanos no podemos llegar. Esa pose del genio incomprendido o del artista
romántico es la que ha primado durante los últimos 200 años. Nosotros los intelectuales
y los artistas tenemos esa herencia nefasta de irnos alejando y de ir creando
el mito de nuestra propia inteligencia. Y resulta que es al revés. Yo creo que
hay que romper el cerco, hay que salir de la torre rápido, cruzar el foso con
el dragón, matar el dragón y salir a dar la gran batalla por el cambio.
Si hay un arma poderosa para el cambio es la
biblioteca, es un arma tremenda. Pero pertenecemos a unos mitos, pertenecemos a
una serie de imágenes que hemos heredado y que son difíciles de romper. Y hay
sociedades en las que no es así. Fíjate por ejemplo en México hizo una
revolución, la de 1910. Es la primera del mundo. Y eso muestra que el
intelectual y el artista Mexicano son muy combativos a nivel social. Sale y da
la gran batalla que tiene que dar. Nosotros somos más conservadores y
pertenecemos a ese romanticismo de José Asunción Silva. El gran romántico atormentado.
Yo pertenezco a otra escuela.
Tu literatura está marcada por una
serie de sucesos que han marcado también a nuestro país. Ahora que se está en
aras de alcanzar la Paz, qué pensás que vaya a suceder, qué augurios tenés?
Me encantaría. Me encantaría que lográramos el
proceso de Paz. Yo tengo la teoría, no sé si estoy equivocado, si me llego a
equivocar ni modo y de pronto peco de ingenuo, pero creo que Santos está
intentando la Paz para mirar si después del proceso logramos la década de
Educación y de Cultura al poder, para lograr transformar una sociedad.
Necesitamos primero pacificar el país en buenos términos a través del debate democrático
y de la mesa de negociaciones. Y si logramos eso alcanzamos más inversión
extranjera y quizás logremos derivar tanto dinero hacia el presupuesto de la
Guerra que se lleva prácticamente todo. Solamente abastecer a los soldados es
un dineral, una fortuna diaria. La guerra es una fortuna de todos los días. Si
dejamos de gastar en la guerra y recoger ese dinero para empezar a invertirlo
en lo que necesitamos de verdad que es enviar a nuestros muchachos a las
mejores universidades, subir los índices de educación, la tasa de lectura per
cápita, creo que logramos pegar el salto entre el 2014 y el 2025. Entonces me
encantaría que se firmara la Paz con las FARC, me encantaría que se sumara el
ELN y que todos empujáramos en la misma dirección, podríamos volvernos un fenómeno
mundial parecido a Corea o a Singapur. Aunque esa violencia urbana que no
depende de las FARC o el ELN es la más difícil para mí, es la que está en mi
obra, es la que queda.
Yo he dicho varias veces que de nada nos sirve firmar
la Paz en Cuba si estamos en guerra entre nosotros mismos. Esa es la más difícil,
de hecho a mí no me preocupa tanto que no logremos la Paz política. Yo creo que
sí es posible, pero la Violencia Transpolítica esa es la más compleja. Eso
significa de alguna manera volver a Cultura Ciudadana y cierta educación sobre
la democracia que es algo que tuvo Mockus, Fajardo y Alonso Salazar en Medellín.
No conozco otro Alcalde que haya hecho énfasis. Bogotá ha estado huérfana los
últimos 15 años de una persona que tome las riendas de una cultura ciudadana.
Cali es una ciudad de identidad
cultural marcada por la salsa, por la rumba, las discotecas. Cómo articular eso
con la literatura urbana y darle un protagonismo a Cali?
No lo sé. He leído extraordinarios narradores
caleños entre ellos Caicedo. Qué Viva la
Música es el paso finalmente del Rock a la Salsa. Es el paso de los
rockeros y de cómo lentamente la juventud va tomando conciencia de que la salsa
le pertenece, que es suya, que los ritmos afros como el tambor y la percusión
es algo que está incorporado en el inconsciente colectivo. Umberto Valverde en
Bomba Camará es un ejemplo de ello. Y otra serie de narradores ha insistido en
esa herencia, pero no lo sé. Creo que los propios narradores caleños irán
encontrando las voces, los ritmos, el compromiso y en el Conversatorio lo sentí
mucho. Sentí en intervenciones como la de Kevin Alexis García, como la de Yesid
Toro, que hay talentos que están atentos y muy preocupados por entrar a narrar
esta ciudad por lo que le ha pasado a ella.
Pero no lo sé. No sé por dónde irán encontrando
los intersticios, los huecos, los agujeros, cómo van a permear o agujerear el
discurso para poder llegar. Además no hay fórmulas.